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SE NOS APARECIÓ LA VIRGEN

Enviado por Armada_web el December 13, 1901

Desde hace 70 años la imagen de la Virgen del Carmen alienta el fervor religioso en Colombia. En principio ella fue la patrona de los mares. Con el tiempo su protección se extendió a los transportadores terrestres. Hoy tiene pueblos y barrios con su nombre, así como un gran número de altares esparcidos por todas las provincias y carreteras del país.

Eva Torres no necesita despertador para llegar puntual a su trabajo. Cuenta con una alarma 'altísima' que nunca le falla. Todas las noches se encomienda a la Virgen del Carmen y le pide que la levante a la hora exacta. Aparte de ser su "despertador personal", la "Virgencita" la acompaña, la protege y la ayuda a sortear cualquier inconveniente.

A Leonor Suárez, en cambio, le quitó un insoportable dolor en el pecho, que la agobió durante varios años. Y Gloria Soto, después de muchas plegarias, pudo sacar adelante a su hija y pagarle la carrera de enfermería.

Para la Virgen del Carmen no hay imposibles. Según testimonios de sus devotos, ha curado hasta enfermos de cáncer terminal. Su generosidad con quienes le suplican un milagrito la ha hecho tan famosa, que tiene fieles en todo Colombia y un día en su honor: el 16 de julio. El país entero se paraliza y sus seguidores interrumpen sus labores para dedicarle unas horas.

Aunque la Virgen del Carmen es un ícono popular -para muchos es más criolla que la papa- su origen se remonta al siglo XII, cuando los miembros de la orden de los Carmelitas empezaron a venerar a la Virgen Santísima bajo el nombre de Virgen del Carmen, en el Monte Carmelo, Palestina. La orden se difundió por toda Europa. Los españoles la trajeron a América y se convirtió en una importante figura religiosa en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, México y Perú.

En Colombia, el municipio de Carmen de Apicalá, en el Tolima, es uno de los más devotos a la Virgen del Carmen. Feligreses de todo el país viajan todos los años hasta su santuario, a pie o en caravanas de buses. El objetivo es agradecerle por los favores recibidos y abonar otros a la larga lista. La iglesia amplía su "horario de atención" y los 12 sacerdotes que reciben a la multitud atienden las 24 horas del día, con misas cada hora, desde las cinco de la mañana hasta las siete de la noche.

La popularidad de la Virgen ha permitido construir alrededor suyo un 'divino' comercio religioso. Contiguo al templo del Carmen de Apicalá, en un pequeño recinto, tres religiosas y un ayudante reciben dinero a cambio de favores celestiales. Como prueba de que todo tiene precio en esta vida, se ofrecen las misas a $12.000, las salves o peticiones a $2.000 y las promesas por el valor que el corazón del seguidor dicte.

A cada devoto se le da un recibo membreteado, en original y copia, como garantía de que pagó su favor. El tiempo empleado en hacer la fila se ve recompensado cuando el sacerdote, en plena eucaristía, "acusa recibo de la petición". La lista parece interminable.

Al pago de peticiones se suma una variada gama de objetos tales como escapularios, estampillas, oraciones, estatuillas y altares para todos los gustos y presupuestos. Ni siquiera la Virgen escapa de la fiebre del merchandising.

Escapulario: $500. Virgen en plástico pequeña: $2.000. Virgen mediana fluorescente, que brilla en la oscuridad: $3.000. Altar en madera: $5.000. Altar con cascada en piedra y luces de colores: $7.000. Pero si se quiere pedir por la salud de un enfermo, no hay nada más bendito que las velas amarillas con figura humana. Se ora, se explica la dolencia y se deja la vela al lado del altar.

Luego se asiste a la misa, en donde con mucha devoción se alzan al cielo los souvenirs de la Virgen y se reza con ellos. Incluso las madres levantan a sus hijos para les llegue algo de su bendición.

LOS ORÍGENES DE LA VIRGEN DEL CARMEN SE REMONTAN AL SIGLO XII, CUANDO LOS CARMELITAS EMPEZARON A VENERARLA EN EL MONTE CARMELO, PALESTINA.

Pero Carmen de Apicalá es tan sólo uno de los pueblos que han construido altares y grutas en favor de la Virgen. En Girardot, al lado de la antigua línea del ferrocarril, se encuentra uno de los monumentos más grandes a esta divinidad, una estatua que mide cerca de tres metros.

Al sur de Bogotá, el barrio El Carmen es, desde hace 60 años, otro centro de devoción. Allí mismo, según sus vecinos, la patrona ha hecho su aparición dos veces, aunque nunca se ha comprobado la autenticidad del milagro. Jorge García, presidente de la Junta de Acción Comunal, tiene en su dormitorio un pequeño altar con varias imágenes religiosas. En el centro del santuario casero está la "Virgencita", quien pese a ser de menor tamaño que el Divino Niño y la Virgen María, se ve imponente.

También, junto con los devotos comunes y corrientes, varios gremios han inscrito su fe a la Virgen. Ayuda a los comerciantes a tener buenas ventas, guía a los lancheros en los días de fuerte marea, cuida a los conductores de los accidentes e, incluso, es la protectora de la Armada Nacional de Colombia, donde se le conoce con el nombre de Estrella de los Mares (Stella Maris en latín).

Inicialmente era la patrona de los navegantes y lancheros, pero si "funciona" en los mares, ¿por qué no en las carreteras? Todas las mañanas, antes de iniciar la jornada, los conductores le rezan a su 'patrona' para que les ayude a tener los ojos abiertos. Una oración y la respectiva bendición es poco.

Por eso la llevan para todos lados en altares ubicados en las consolas de sus vehículos. Estatuillas, estampillas, escapularios colgando del espejo retrovisor y calcomanías que pueden ocupar todo el vidrio trasero, son algunos de los "engalles" de los vehículos. A la Virgen no parece importarle qué tanto esté decorado el bus, porque a todos les ha hecho sus milagritos. Pero no basta: quienes tienen la fortuna de nacer el 16 de julio agregan a su apellido, como un agüero infaltable, el nombre de la "morena".

La Virgen del Carmen tiene en la tierra un imperio mucho más grande del que tiene en los cielos. Su legado es gigantesco y dentro de las celebridades celestiales goza de gran popularidad. Un buen ejemplo es el de José del Carmen Aldana, administrador de la empresa Rápido El Carmen, fundada en Carmen de Carupa (Cundinamarca). Y quien, por si fuera poco, llegó al mundo el día de su patrona.